La Emisora donde se siente, se aprende y se vive la Salsa. ¡Llegó y Pegó!


Por: Carlos Jiménez

La Universidad del Valle ha publicado Cali Salsa Forever, un libro de Rafael Quintero cuya lectura trae a mi cabeza a Hans Robert Jauss. El crítico literario alemán que en los años 60 del siglo pasado sacudió las rutinas de los estudios literarios con su teoría de la recepción, según la cual la obra literaria es resultado tanto del escritor como del lector. Que uno y otro son autores de la misma, aunque cada uno de ellos lo haga a su manera. Que es lo que en últimas nos dice Quintero con su libro: si Cali ha llegado a identificarse con la Salsa, ese producto específico de la cultura neoyorquina de los años 60/70 del siglo pasado, es porque, en vez de limitarse a ser un oyente pasivo, se ha apropiado de ella y la ha hecho suya hasta el punto de componer su propia versión de la misma.

Para demostrar esa tesis hace una reconstrucción muy detallada del “rastro de los hechos” -como él mismo lo llama- que son los antecedentes del domino que la Salsa ejerció en la noche caleña. Él se remonta a los años 40 y 5o del siglo pasado para historiar la relación que nuestra ciudad estableció tempranamente con la música cubana y puertorriqueña, gracias a la radio y la industria discográfica y a la conexión con el Caribe y con Nueva York permitida por el ferrocarril del Pacífico, el puerto de Buenaventura y el canal de Panamá. Para un lector como yo -que vivió su infancia y adolescencia en San Nicolás- es muy placentero redescubrir en este libro los cantantes y las orquestas que se escucharon en aquella época en los bares de mi barrio y en los barrios Obrero, Sucre y el Hoyo.

Entre los que alcanzan el rango de leyenda, Daniel Santos y la Sonora Matancera y su pléyade de cantantes con la inigualable Celia Cruz a la cabeza. El buceo de Quintero en años tan remotos tiene plena justificación: si la Salsa es la fusión de músicas acuñadas en Cuba, en Puerto Rico y el resto del Caribe, tiene mucho sentido bucear en la época en la que dichas músicas se escucharon en Cali y formaron el tipo de sensibilidad musical que recibió con oídos bien dispuestos la llegada de la Salsa.

Una operación de rastreo semejante realiza Quintero en los años 60 y 70, en los que la Salsa desembarcó en Cali gracias a Richie Ray y Bobby Cruz y las estrellas de la Fania. Los años también de Peregollo, Jairo Varela y el grupo Niche. Y de esa maravillosa legión de bailarines a los que Quintero dedica especial atención.
FUENTE: ELPAIS.COM.CO